Para pensar
– El pecado de Rumi: se muestra como las manchas que lleva le pesan, le hacen no querer ser quien es, le hacen avergonzarse. Y el gran valor está en que no te hacen ver que tenga que aceptar eso y quererse como es, sino que tiene que aceptar su naturaleza de pecado para poder enfrentarlo. No romantizan vivir con el pecado, sino que busca activamente acabar con él. Y no es hasta que reconoce su pecado que puede enfrentarse al mal, solo con la verdad. Dios la quiere tal y como es, y al mismo tiempo, la sueña distinta.
– Gwi-Ma, el demonio, y cómo actúa: el Rey Demonio se vale de cosas eminentemente buenas, la música, en este caso, que pervierte y que a su vez lleva a la gente a perderse y a perder su alma. ¿No nos suena de algo? Además, le susurra mentiras a la gente: a Jinu sobre su familia, a Rumi sobre su fortaleza, les dice a Zoey y a Mira que no son válidas, que no son queridas, le dice a Bobby que está solo… ¿No son acaso voces que oímos en nuestro día a día? ¿Que estamos solos, que no somos queridos, que no somos válidos…? Pero no son verdad. Tú vales la sangre de Cristo.
– Lo atractivo del mal: el verdadero atractivo de la boy band demoníaca reside en su mensaje: «Puedo ser tu santuario», «Sabes que soy el único que te amará cuando todo arda», «Soy todo lo que necesitas», «Voy a ser tu ídolo», y el más peligroso de todos: «Soy el único que ama tus pecados». Dios no ama nuestros pecados. Los pecados nos alejan de Dios, y Dios nos creó para estar con Él, no puede amar aquello que nos aparta de Él. Pero esos mensajes, escuchados por gente que está rota, como ocurre al final, son un serio problema, porque la misma gente que ha visto la luz, ahora se va de cabeza hacia el demonio, que ya no tiene necesidad de esconderse y se muestra tal y como es. «El motivo de esta condenación está en que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz» (Juan 3, 19)
– El amor vence siempre: Cuando deciden con qué canción quieren presentarse al concurso, deciden eliminar de la ecuación Takedown. La razón es muy sencilla, y nos la dice la propia Rumi: «¿Crees que con esta canción venceremos a Gwi-Ma? Tiene mucho odio». La relación entre Jinu y Rumi es una bonita relación de amor. Rumi se siente comprendida, se siente escuchada, se siente libre. Y se da cuenta que con odio no puede llegar a ninguna parte. Y muy valientemente, la película no muestra un romance peliculero, no muestra un beso, sino que muestra un amor que va más allá. Un amor que llega hasta el punto de que Jinu entrega su vida para salvar a los demás. Y… ¿acaso hay mayor amor que el que da la vida…?
