Vocación y misión del siervo de Dios

Mirad a mi siervo, a quien sostengo;

mi elegido, a quien prefiero.

Sobre él he puesto mi espíritu,

para que traiga el derecho a las naciones.

 

No gritará, no clamará,

no voceará por las calles.

La caña cascada no la quebrará,

el pábilo vacilante no lo apagará.

 

Promoverá fielmente el derecho,

no vacilará ni se quebrará,

hasta implantar el derecho en la tierra,

y sus leyes que esperan las islas.

 

Así dice el Señor Dios,

que creó y desplegó los cielos,

consolidó la tierra con su vegetación,

dió el respiro al pueblo que la habita

y el aliento a los que se mueven en ella:

 

«Yo, el Señor, te he llamado con justicia,

te he tomado de la mano,

te formado,

y te he hecho alianza de un pueblo,

luz de las naciones.

 

Para que abras los ojos de los ciegos,

saques a los cautivos de la prisión,

y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.

 

Yo soy el Señor, éste es mi nombre;

no cedo mi gloria a ningún otro,

ni mi honor a los ídolos.

 

Lo antiguo ya ha sucedido,

y algo nuevo yo anuncio,

antes de que brote

os lo hago oír».

Te puede interesar

PastoralSJ
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.