Dame la libertad y la esperanza
frente al poder y el odio cada día.
Tómame de las manos y endereza
mis sendas hacia Ti cuando me pierdo.
Quiero besar tu nombre, releerlo
en la piedra, en el agua, en la mirada
llena de golondrinas y luceros
de los niños al sol, solos y frágiles.
Lavo mi frente hoy de la tristeza,
mis manos de recuerdos y delitos.
Pongo mis pies en medio de tus sendas
y extiendo el corazón ante tus ojos.
Señor, antiguo amigo, novio ausente
y cercano a la vez,
bajo mis noches de atribulada luna,
vengo a amarte
a espaldas de los hombres y los árboles.