La limosna

Dame un trozo de paz, Señor, un trozo

de alegría pequeña, unas migajas

luminosas de amor.

 

Hoy he llegado

hasta tu puerta al fin cansado y pobre

para pedirte luz, para pedirte

tu limosna de paz, de dicha grande

de que estamos tan faltos, (tan mendigo

yo mismo de amor y convivencia

al lado de otros pobres

que lo ignoran u olvidan que lo son

y que ahora suplican en mi verso).

 

Dame un trozo de sorpresa muy frágil.

Un cestillo de paz y de querencia

para volver de nuevo por mis pasos

e irles repartiendo a los hombres

pan y amor y alegría para poder buscarte.

Te puede interesar

PastoralSJ
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.