Tú mi refugio

En ti, Señor, me cobijo,

no quede nunca defraudado.

Líbrame, conforme a tu justicia,

atiéndeme, date prisa.

Sé tú la roca de mi refugio,

fortaleza donde me salve

porque tú eres mi roca y mi fortaleza

por tu nombre me guías y me diriges.

Enséñame a caminar por tus sendas

en tus manos pongo mi vida

y me libras, Señor, Dios fiel.

 

Tú me libras en las tormentas,

me defiendes en la lucha,

me orientas en las sombras,

me conduces en la vida.

Cuando estoy en apuros

y la pena debilita mis ojos,

mi garganta y mis entrañas…

cuando pierdo las fuerzas

en ti confío, Señor:

me digo: «tú eres mi Dios».

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