«Todos, todos, todos»

Porque hay sitio 

para “todos, todos y todos”,

y su invitación sigue siendo universal.

Porque el Espíritu mece la barca

siglo tras siglo, 

más allá del viento y del temporal.

Porque es casa del pobre,

Y del enfermo, y del que sufre,

y está donde nadie quiere estar.

Porque nos une como una gran familia,

Con los que nos precedieron,

Y con los que aún están por llegar.

Porque su mirada es misericordia,

defiende la justicia, la verdad y la comunión,

y sueña la auténtica fraternidad.

Porque en ella caben todos los idiomas,

Se recrea en cada cultura,

Y es tiempo y memoria del lugar.

Porque ama a cada vida humana

Más allá de su pecado,

y le da siempre una oportunidad.

Porque actualiza cada día,

El sacrificio más grande de todos, 

a través de un trozo de pan.

Porque es santa, humana e imperfecta,

pero llamada a transparentar fe, esperanza y amor,

Que solo Dios nos puede dar.

Porque es tu Iglesia y mi Iglesia,

Es nuestra Iglesia, la de Cristo,

Caminando juntos, hacia la eternidad.

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