Si el amor te escogiera y se dignara
llegar hasta tu puerta y ser tu huésped
¡Cuidado con abrirle e invitarle,
si quieres ser feliz como eras antes!
Pues no entra solo: tras él vienen
los ángeles de la niebla tu huésped solitario
sueña con los fracasados y los desposeídos
con los tristes y con el dolor infinito de la vida.
Despertará en ti deseos que nunca podrás olvidar,
te mostrará estrellas que nunca viste antes;
te hará compartir, en adelante
el peso de su tristeza divina sobre el mundo.
¡Listo fuiste al no abrirle! y, sin embargo,
¡qué pobre, si lo echaste de un portazo!