Plegarias del hijo (fragmento)

Voy a la casa de mi Padre,

sé que su corazón clemente

tiene locura de misericordia,

sé que perdona

seis veces seis,

y aún siete veces siete,

sé que abraza

estrechando con ternura materna

hasta el despilfarro de setenta veces siete,

sé que como un volcán vigilante

irrumpe con ardor de entrañas

y los números del perdón explotan,

porque nadie puede contar las olas

del océano de su desvarío,

de su enloquecimiento por este hijo

que retorna a casa tambaleante,

seguro y destrozado en pena,

pero cantando bajo el almendral:

«aquí estoy, Padre,

abrázame, límpiame,

aliméntame, vísteme, coróname,

cántame tú». 

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