La Palabra

La Palabra se hizo carne,

para hablar en gestos

y profetizar amores.

Se hizo frágil,

para romper certidumbres

y derribar fortalezas.

Se hizo niño

para crecer aprendiendo

y enseñar viviendo.

Se hizo voz,

en el llanto de un crío

y en las promesas de un hombre.

Se hizo brote

que en el suelo seco

apuntaba hacia la Vida.

Se hizo amigo

para anular soledades

y trenzar afectos.

Se hizo de los nuestros

para enseñarnos

a ser de Dios.

Se hizo mortal,

y atravesando el tiempo

 nos volvió eternos.

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