Estoy en tus manos: moldéame totalmente.
He aquí, soy tu siervo, dispuesto a todo, porque no quiero vivir para mí, sino para ti,
y ojalá el Cielo concediera que esto fuera de manera perfecta y digna.
Amadísimo Jesús, dame tu gracia, para que obtenga en mí y permanezca en mí hasta el final.
Dame el deseo y la voluntad de aquello que más te agrada y te complace.
Que tu voluntad sea mi voluntad; que la siga y me conforme plenamente a ella;
que tenga un solo querer y no querer contigo;
que solo pueda desear o no desear aquello que tú deseas o no deseas.
Concédeme morir a todas las cosas del mundo.



