Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo,
pero ¿por qué sumergirse en el futuro?
Para mí solamente el momento actual es de gran valor,
ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.
El tiempo que ha pasado no está en mi poder.
Cambiar, corregir o agregar,
no pudo hacerlo ningún sabio ni profeta,
así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.
¡Oh momento actual, tú me perteneces por completo!
¡Deseo aprovecharte cuanto pueda!
Y, aunque soy débil y pequeña,
confío en que me concederás la gracia de tu omnipotencia.
Por eso, confiando en tu misericordia,
camino por la vida como un niño pequeño
y cada día te ofrezco mi corazón,
inflamado de amor por tu mayor gloria.
Santa Faustina Kowalska