«Haced esto en memoria mía».
Compartid el pan,
el vino y la palabra.
Cuando el fracaso
parezca desmembrarlo todo,
cada persona, cada grupo,
como cuatro caballos al galope tirando del vencido
hacia los cuatro puntos cardinales,
cuando el hastío
vaya plegando cada vida aislada sobre sí misma,
contra su propio rincón, pegadas las espaldas
contra muros enmohecidos,
cuando el rodar de los días
arrastrando confusión, estrépito y consignas,
impida escuchar
el susurro de la ternura
y el pasar de la caricia,
cuando la dicha
te encuentre
y quiera trancar tu puerta
sobre ti mismo,
como se cierra en secreto una caja fuerte,
cuando estalle
la fiesta común
porque cayó una reja
que apresaba la aurora,
amanece más justicia,
y la solidaridad crece,
reuníos y escuchad,
compartid el pan, compartid el vino,
dejad brotar la dicha común y sustancial,
el futuro escondido
en este recuerdo mío
inagotablemente vivo.