Soy un manojo de deseos:
unas veces dinamizados
y otras veces esclavizados.
Tengo un corazón movilizado:
que unas veces orientado
y otras veces desorientado.
Tengo una memoria viva:
unas veces imborrable,
y otras veces alterable.
Tengo un entendimiento espabilado:
unas veces clarividente
y otras veces obcecado.
Tengo una voluntad determinada:
unas veces diligente
y otras veces negligente.
Tengo unos sentidos despiertos:
unas veces atentos
y otras veces despistados.
Jesús, sé Tú mi Señor:
Ordena mis afectos
tan vivos y desordenados.
Moviliza mi corazón,
dinamiza mis deseos,
aviva mi memoria,
espabila mi entendimiento,
determina mi voluntad
y despierta mis sentidos.
Hazme ser “señor de mí mismo”,
no quiero ser víctima callada
de mis caprichos caprichosos,
ni mártir de mi ego tan herido.
Deseo ser tu discípulo, tu seguidor,
tu apóstol y tu fiel amigo.
Dame pues, por tu bondad,
una determinada determinación
de no parar hasta llegar,
venga lo que viniere,
suceda lo que sucediere,
trabájese lo que trabajare,
murmurare quien murmurase;
en riqueza o en pobreza,
en salud o enfermedad,
en consolación o desolación,
siquiera llegue a mi destino
o siquiera muera en el camino…
pero siempre contigo.
Amén.