Se puede saber de muchas maneras. La erudición, la teoría, la experimentación, la experiencia… Se puede haber visto. Se puede intuir. Se puede creer. El conocimiento interno evoca certidumbre, vitalidad, autenticidad. Saber algo sobre la vida que fluye imparable. Sobre el silencio poblado en uno mismo. Sobre los deseos, las memorias, y un Dios que habita muy dentro de nosotros…