Somos barro, vasijas hechas de arcilla frágil. Somos limitados, pero también somos capaces de amar, y ahí está el milagro. Porque con ello somos capaces de todo. De vivir con pasión y con alegría. De anhelar, soñar y transformar las cosas. De convertir nuestra flaqueza en una fortaleza por ese amor que todo lo transforma. Somos barro, sí, pero podemos ser reflejo del alfarero que hace de cada uno de nosotros una pieza única y magnífica. Somos barro, sí, pero barro enamorado….