San José fue uno de los símbolos de Trento, y también de muchos sacerdotes que lo viven como inspiración para la paternidad espiritual. Se trata de una obra preciosa del Museo del Prado, donde se ve la influencia del claroscuro de Caravaggio.
Y tan buen padre fue San José, que Jesús tomaría la imagen de Padre, para hablar del Dios de la misericordia. En los brazos del niño están las herramientas para aprender el oficio de carpintero, pero también las mismas herramientas que favorecieron su martirio.
Un homenaje a San José, y a tantos que dedican su vida a reflejar con obras y palabras cómo es el amor de Dios.