El sol quema. El avión va a baja altura y proyecta una sombra en forma de gran cruz que anda veloz sobre la tierra.
Un hombre está en el campo cavando. Llega la sombre. Durante milésimas de segundo está en el medio de la cruz.
He visto cruces que cuelgan en frescas bóvedas de iglesia. A veces parecen vistas instantáneas de algo que se mueve rápidamente.
Estas palabras de Tomas Tranströmer inspiran las cruces que el artista Jesús Otero-Yglesias ha realizado a base de elementos de construcción abandonados y diversos objetos (en este caso una vela) con los que el hombre da luz en medio de la oscuridad. Toda una metáfora de la vida espiritual, en la que aquello que parece no servir para nada, o ser ya un deshecho, se convierte en esa piedra angular que ilumina el mundo.