La obra de David López Ribes es una propuesta de arte contemporáneo al servicio de la fe. Su autor está convencido de que el arte puede no solo llevarnos a contemplar la belleza, sino también ayudarnos a ese nacer de nuevo que nos permite gustar la bondad de Dios, sin la cual no es posible la belleza. Así, con sus creaciones quiere introducirnos en una experiencia espiritual que nos haga acompasarnos con el Creador y descansar, advirtiendo con Él que todo es bueno. Siguiendo a Dostoievski, López Ribes está convencido de que Cristo es la belleza, pues solo de su mano podemos responder a la pregunta por la muerte y bendecir a Dios. Por ello, en muchas de sus obras introduce un número 3 que es tremendamente simbólico. Con él, hace referencia al nihilismo que afirma la muerte de Dios, tan presente en nuestra sociedad. Si bien Nietzsche y Duchamp decretaron la muerte de Dios, no serán ellos los que nos salvarán, sino que hay un tercero, que es Jesucristo, que es el único que puede salvarnos en esperanza desde su condición de ser el más bello de los hombres.