La gozo viendo al Papa inaugurar su cuenta de twitter el día de San Francisco Javier, patrono universal de las misiones. Me encanta ver a nuestra Iglesia proclamando el mensaje evangélico en los nuevos medios, sin miedo a cambiar el púlpito por estas tecnologías en las que sólo entra quien está dispuesto al diálogo abierto. Nos ha llevado años, pero al fin hemos entendido que de forma misteriosa Dios ya está presente en toda la realidad y no hemos de “llevarle.” ¡Como si hubiera lugares en los que Dios no está! Más bien nuestra labor es habitar este mundo preñado de Dios y reconocer su presencia germinal, ayudando a poner nombre, reconocer presencias, y colaborar humildemente en sus dinámicas.

¡Qué distinta manera de estar en el mundo! ¿verdad? Esta es nuestra fuente de optimismo ante la realidad, de seguridad ante ambigüedades, y de confianza con lo nuevo y lo distinto. Porque si nuestro corazón está en Cristo, no hay lugar en el mundo en que no estemos acompañados, y no hay necesidad de ir bautizando todo lo que se mueve o conquistando en nombre de Dios lo que era dominio profano. Qué gozo es saberse en una realidad habitada, a la que nos sentimos llamados como colaboradores de un proyecto que nos trasciende.

Ante la proliferación de integrismos, necesitamos recordarnos que estas son nuestras nuevas misiones. Es un ejercicio de humildad, y de teología, aceptar que no tenemos derecho a conquistar el mundo en Su nombre de Cristo, sino recordarnos que Él ya está en toda la realidad y que su promesa, su palabra, su mensaje están cargados universalidad, pluralidad y apertura pese a que, gracias a Dios, no lo comprendamos todo. Desde esta perspectiva se entiende mejor el envío a las naciones, es posible el diálogo, y por supuesto, podemos empezar a “tuitear.”

 

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