«Creo en ti, cada mañana, aunque a veces tú no creas nada». Algo que todos necesitamos oír alguna vez. Esos días en que te sientes un fraude, en que pesan más los errores que los aciertos. Esos días en que te miras al espejo y apartas la mirada. Una declaración de fe en uno, de amor incondicional, de esperanza. Para los días grises. Para los momentos de ceguera. Para los instantes en que estás a punto de rendirte. Alguien creen en ti, aunque tú mismo no sepas en qué creer. ¿Y no podría ser el mismo Dios quien nos cantase, a veces, con esa ternura que atraviesa las tormentas?

Luz (Un mar de confianza)

Abre la puerta, no digas nada,
deja que entre el sol.
Deja de lado los contratiempos,
tanta fatalidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.

Abre tus alas al pensamiento
y déjate llevar;
vive y disfruta cada momento
con toda intensidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.

Sentir que aún queda tiempo
para intentarlo, para cambiar tu destino.
Y tú, que vives tan ajeno,
nunca ves más allá
de un duro y largo invierno.

Abre tus ojos a otras miradas
anchas como la mar.
Rompe silencios y barricadas,
cambia la realidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.

Sentir que aún queda tiempo
para intentarlo, para cambiar tu destino…

Abre la puerta, no digas nada…

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