Rosa y Manuel se querían aun cuando él no la reconocía. No existe un amor más puro que aquel que entrega su vida al otro sin esperar nada a cambio. Así Rosa seguía “enseñándole las fotografías” aunque ese niño ya no era Manuel.
En lo más profundo de esa dependencia continuaba el deseo de devolverle el abrazo, bailar en el salón, vestirse solo o correr por el parque.
Cuidemos incondicionalmente a la gente que nos rodea.
Andrés Suárez (Moraima)
que hay delante del portal
Aún lo recuerdo.
El nombre de la calle
se parece al del mantel
pero al revés.
La playa que hay a un lado
debería contar algo
que hicimos de jóvenes.
Te veo tan bien…
por no hacer de rey de este palacio
No conocer el reino
pues ayer tuvieron que irme a recoger
a una casa arruinada
Creo que vio nacer a alguien
y hoy te juro no sé quien es
Y Rosa se marchita en un papel
que se encontró limpiando
entre caricias y recuerdos
Que firmaba Jo Manuel
Recuerda tú que puedes
Recuerda tú que puedes
Y él le pregunta ¿este niño quién es?
Y si Manuel se nubla ella lo abriga
Y hasta olvida que ayer le enseñó a comer
Y el niño de la foto ya ni asoma
Cansado que vivir no es responder
le asegura mañana sabrás volver
al hogar que hicieron juntos media vida
cuando un día me duerma
y se acabe el dolor
Y te hablaré de todo
No olvidare los pasos
bailando en el salón
Te pediré perdón por olvidarme
de nuestra fecha amor
Y me vestiré solo
Y correré hasta el parque
donde un niño en la tarde
conmigo se enfadó
por no devolver el beso el abrazo
que llorando me dio
Y cuidarás los rosales
Que planté antes del viaje
Les cantarás por mí cualquier canción
Y volveré cualquier tarde
para conmigo llevarte
Y no recordarte tanto
Corazón adiós