El corazón de todos late de igual forma, y mueve las mismas vidas. Nuestras historias están entrelazadas de una forma u otra. Creo firmemente que no somos dueños de las vidas de otros (apenas lo somos de la nuestra…), como para decidir quién debe vivir cómo, o en qué tienen que creer (apenas somos dueños, insisto, de nuestras dudas y certezas…). «No hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida».
Jorge Drexler (Eco)