En los últimos años de mi vida como jesuita me han destinado a trabajar con menores en situación de desprotección. Y he tenido la suerte de acompañar a bastantes de estos chicos. Desgraciadamente, en este último tiempo se ha ido utilizando la palabra MENAS (Menor Extranjero No Acompañado) como sinónimo de delincuente. Se dice que se aprovechan del dinero de los españoles, que el estado está llenando de plazas para ellos los servicios públicos, etc. Este cúmulo de fake news, me entristece, pues está dando una imagen completamente equivocada a la sociedad de la realidad de los menores que llegan solos a España.

Cuando uno pone cara, nombre, situaciones e historias concretas, todos los argumentos expuestos anteriormente carecen de sentido. Estos menores son, ante todo y primero, personas. Como cualquiera. El mismo término los deshumaniza y los hace ser vistos como alguien diferente del resto de jóvenes. La mayoría son víctimas de historias muy duras que han tenido que soportar a su corta edad, y empujados por las circunstancias han decidido venir a Europa. Al llegar aquí, por ser menores necesitan un acompañamiento. Mi experiencia con ellos me dice que estos menores tienen muchísimo que aportar a nuestra sociedad.

Como cristianos no se nos debe de olvidar lo que nos narra el evangelio de Mateo (Mt 2, 13-15), cuando vemos cómo el mismo Jesús tuvo que dejar su tierra Galilea y ser extranjero en Egipto siendo niño.

Puedo decir que el vivir con menores que dejaron su país, me ha hecho un poco mejor persona y solo puedo agradecer por tanto bien recibido. Ojalá poco a poco sepamos acogerles mejor y ayudarles a integrarse en nuestra sociedad.

foto: Pedro Armestre / SAVE THE CHILDREN

Te puede interesar

No se encontraron resultados

La página solicitada no pudo encontrarse. Trate de perfeccionar su búsqueda o utilice la navegación para localizar la entrada.