Este es el segundo volumen de lo que quiere ser una trilogía, aunque no en el sentido literario. No se trata de una historia que haya que leer desde el primer volumen. Más bien se trata de que cada año la liturgia católica ofrece una serie de textos en las celebraciones dominicales. En tres ciclos (de ahí el que tengamos tres volúmenes). Este que ahora presentamos es el que corresponde al ciclo C (el que empieza hoy, con el Adviento).
Este libro no es solo para los más pequeños, aunque también lo es para ellos. Es una manera de volver al relato más sencillo. Una forma de asomarse, también, a las imágenes, para interpretarlas, e intuir en los personajes vivencias, sentimientos, búsquedas… La palabra ágil de José María R. Olaizola consigue una traducción al tiempo fresca y fiel, sin necesidad de inventar lo que no está en el evangelio. La creatividad e imaginación de Cova Bayón permite que uno pueda enfrentarse con el relato evangélico de otra manera.
Merecen mucho la pena las introducciones, tanto generales, como particulares a cada tiempo litúrgico. Es posible que muchos lectores descubran, al acoger estas explicaciones, lo que son los ciclos dominicales en la liturgia, el peso que en cada uno de ellos puede tener uno de los evangelistas, y otros aspectos prácticos que demasiado a menudo los creyentes ignoramos. La imagen de la carrera de relevos se convierte en una pregunta, si el lector llega a darse cuenta de que ahora es él o ella quien tiene que tomar en sus manos este relevo y convertirlo en misión. Y ahora, ¿qué?
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«Este año es ese Jesús –del evangelio de Lucas– el que nos va a acompañar: Jesús atento a las heridas de las personas. Porque las personas tienen heridas por fuera, cuando se caen, o cuando se hieren, o cuando están enfermas. Y tienen también algunas heridas por dentro, cuando se equivocan, o cuando aman mal, o cuando otros se portan mal con ellos. Pero a Jesús le gusta acariciar a las personas.» (p. 7)