¿Por qué leer «Palabras vitales»?
Porque en un tiempo en el que se habla mucho, pero se dice muy poco, reflexionar sobre la importancia de las palabras siempre viene bien. Al final de cada capítulo la autora nos proporciona pistas para hacernos pensar personal y comunitariamente sobre lo que decimos, sobre cómo decimos lo que decimos, sobre qué palabras captan nuestra atención y cuáles la alejan… El lector llega a las últimas páginas del libro con una tarea clara: disponerse para acoger las palabras vitales propias y dejarse transformar por ellas dejando que sean cauce de la Palabra. Ese tipo de deberes nunca están de más.
“¿Cuál será la palabra siguiente? Quizá sea la tuya, aquella que se va despertando en el fondo de ti aunque todavía no seas muy consciente de ello. Una palabra que quiere traerte significados nuevos, ayudarte a interpretar la realidad que vives y empujarte suavemente a dejar que en tu vida se escriban páginas aún inéditas. También puede ser la mía, esa que aún no me ha sido dicha y que me espera en cualquier recodo del camino para llevarme mucho más lejos de lo que creo que puedo ir”