El psiquiatra Viktor Frankl narra en primera persona su experiencia como superviviente en un campo de concentración. El horror, el sufrimiento, el miedo, la deseperación… están presentes en la mayoría de las páginas de este libro, pero sucumben irremediablemente ante la fuerza de un descubrimiento superior: que no todos reaccionamos igual ante las mismas cosas. Que tenemos libertad de elección. Que podemos escoger cómo jugar nuestras cartas, por muy malas que nos parezcan o muy mal que pinte la partida.
“Fue entonces cuando aprehendí el significado del mayor de los secretos que la poesía, el pensamiento y el credo humanos intentan comunicar: la salvación del hombre está en el amor y a través del amor. Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad», dice Frankl.
Quizá nuestra mayor responsabilidad (en el sentido en que lo entiende Frankl de respons-habilidad, o capacidad de respuesta) consista «simplemente» en atrevernos a crear nuestra propia vida. En diseñarla en conscienciay desde el amor.