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 Si eres buen educador, buen animador de la fe y de las búsquedas de un grupo, si estás buscando uno de esos libros que te alimentan cada vez que los lees o relees, si quieres leer cuentecillos redondos y palabras artesanales, no dejes pasar los cientos de inspiraciones y caminos que el abad benedictino Mamerto Menapace, argentino él, te brinda en este librito a través de sus salmos, comentarios, cuentos y sus chispeantes historietas humanas, por eso tan cristianas. 

Nos llegan por fin a España estas piececillas entresacadas de lo más granado y profundo de sus más de 27 títulos, publicados en la editorial Patria Grande, y que tal vez algunos ya conozcamos por otras referencias o fotocopias piratas que hace tiempo circulaban entre nosotros. Como buen monje-poeta seguro que su palabra y sus escritos van a interpelarnos, pero sin agredirnos, van a hacernos más profundos, pero sin abismarnos, van a conducirnos al misterio de la interioridad por el que los monjes, cuando son verdaderos contemplativos, saben guiarnos.

 “Un proverbio ruso afirma: “Describe tu aldea y serás universal”. Y mi profesor de Biblia en Roma nos aseguraba que la poesía (y el cuento) no quieren transmitir nada, sino que evoca lo que cada uno tiene ya, despierta lo que cada uno lleva por dentro. No pretendo más que esto: evocar la nostalgia dormida que cada uno trae desde su infancia. Y llevarla a pasear conmigo por estas pampas de Dios en los amaneceres, llenos del rumor de la vida que despierta y los campos soledosos donde crecen los trigales y el ganado pasta en liberta. Así nacieron, Como parte de esos madrugones monásticos que cada día nos tienen en pie desde las cuatro y media de la mañana, desgranando viejos salmos en comunidad y rumiando Biblia en la soledad tibia de la celda.”

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Editorial

PPC

Año de publicación

2002

Páginas

140

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