Comenzamos un nuevo curso. Estrenamos cuadernos, horarios, ilusiones y también algunas incertidumbres. Cada septiembre nos recuerda que la vida no está quieta, que avanza, y que nosotros somos invitados a caminar con ella.
Las líneas de fuerza de la pastoral EDUCSI para este año es:” Libres para servir”. Esto puede sonar un poco lejano a primera vista. ¿Qué significa ser libres? En un mundo en el que hablamos tanto de libertad, a veces la confundimos con “hacer lo que quiero” o con no tener límites. Pero la libertad, en clave ignaciana, no es eso. Es mucho más profundo: es vivir con el corazón suelto de ataduras que nos encadenan: el miedo, la comparación constante, la búsqueda de aparentar, la pereza, la comodidad, para poder elegir lo que realmente nos conduce a la vida plena.
Y esa vida plena no se alcanza solos. San Ignacio lo tenía claro: somos creados para amar y servir. Solo cuando la libertad se pone al servicio de los demás se convierte en auténtica. Una libertad que no nos encierra en nosotros mismos, sino que nos abre a Dios y a los demás.
Por eso, nuestro deseo para este curso es sencillo y a la vez exigente: aprender a ser libres de verdad.
Libres para estudiar con ganas, para compartir tiempo y amistad, para cuidar de quienes tenemos al lado.
Libres para arriesgar en lo nuevo, para equivocarnos sin miedo y para levantarnos con esperanza.
Libres para descubrir en cada clase, en cada partido, en cada conversación, un espacio donde servir a Dios sirviendo a los demás.
Ojalá este curso, a todos nuestros alumnos, le ayude a crecer en esa libertad que no se compra ni se improvisa, sino que se entrena día a día. Porque solo cuando somos libres, podemos amar de verdad. Y amar siempre es servir.