Mujer de pueblo que pone su maternidad al servicio de la salvación. No es experta en teología y, aunque lo fuera, cuando algo te involucra personalmente hasta ese punto, es poco lo que desde el razonamiento podemos resolver. Frente al misterio de Dios responde con el misterio del amor. La respuesta de María es la de una madre que asume la vida que late en su vientre y acepta un misterio que no está solo ante ella, sino también dentro de ella, encarnado en su propia biología de mujer. La gestación, el parto, la lactancia y el estrecho cuidado de un recién nacido indefenso tejen aquí una significación sagrada que trasciende lo biológico. Por eso María es el personaje que mejor simboliza la presencia de la divinidad en lo más íntimo y completo de nuestro ser.