Dios,
Estás ahí… ¿Estás ahí?
En la noche oscura no me abandones.
Siento un vacío tan profundo que me deja sin aire.
Estoy desorientado, sin sentido, sin razones y las únicas razones que encuentro son negativas.
Me siento solo, abandonado y sin fuerzas.
Pero… quizá… en lo más hondo… ese eco, lejano, sordo, imperceptible, que noto en el fondo de mí, ese pequeño ‘sí’, eres tú.
Entonces alzo mi ser hacia ti buscándote y percibo que de alguna manera tú estás aquí, ahora, conmigo.
Que en el silencio siempre me has acompañado. Que tu proyecto sigue siendo verdad atravesando el sufrimiento.
Tengo que pasar por el misterio de no oírte para llegar al misterio de encontrarte.
Desde tu cariño nos acompañas y especialmente a los que sufren y se sienten abandonados.
El dolor no se va, el miedo sigue, pero una convicción se va apoderando de mí: Tú estás conmigo.
Como un enamorado, avanzaré sabiendo que avanzas junto a mí y que lo hago por amor a todos.

Te puede interesar