«Él mismo será la paz». (Miqueas 5, 4).

¿Te suena el nombre del cardenal Zuppi? Es posible que no o que simplemente hayas oído hablar de él como arzobispo de Turín o Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Pero, además de eso, en el 2023 fue nombrado enviado especial del papa Francisco a Kiev y Moscú para dialogar con las partes del conflicto ruso-ucraniano y buscar con ellos un acuerdo de paz.

En realidad, Matteo Maria Zuppi pertenece a una larga lista de hombres y mujeres de Iglesia que luchan activamente por la paz. Han sido muchos los que a lo largo de la historia de la Iglesia católica han actuado como mediadores en conflictos armados, buscando el final y la paz más duradera y justa.

Es muy normal escuchar en los discursos del Papa el llamamiento a la paz en todo el mundo. Pero la realidad es que este grito no se queda sólo en las palabras ni en conclusiones generales. La misión de Matteo Maria Zuppi tiene un objetivo muy concreto: mediar para favorecer la devolución de los niños deportados por la fuerza de Ucrania a manos del ejército ruso. Claramente, ésta es una condición esencial para buscar una paz duradera y justa.

El compromiso con las víctimas más inocentes nos recuerda con fuerza a ese Niño frágil y escondido, “Príncipe de la Paz” (Isaías 9, 5). Nos enseña el lugar desde el que Dios quiere tomar partido. A pesar de que tantas veces nos cueste seguirle.

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