Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní”(Mt 26,36)

El lugar de la duda, de la oración desesperada, de la tormenta. El lugar de la noche atravesada por la indecisión. El lugar del miedo, y de la soledad…

En ese huerto tu oración habla de una lucha terrible, Jesús. ¿Entregarse o no? ¿Es tu vida un fracaso? ¿Huir o seguir hasta el final? ¿Qué sentido tiene todo esto? En ese huerto te veo tan humano, y al tiempo tan pleno… Tan inseguro, y sin embargo capaz de buscar claridad, y al final de acoger, perplejo y turbado, una situación que te desborda. 

Tan solo… también yo a veces me siento solo, en medio de tormentas, y en busca de sentido… Descubrirte así, temblando, me hace sentirte extrañamente cercano. Y verte capaz de encontrar al Padre ahí es, ante todo, promesa y camino.

Señor, enséñame a buscar sin desesperar. A no rendirme. A luchar por aquello que merece la pena. Enséñame a ser fuerte en los momentos en que mi vida se asemeje a ese huerto de olivos y pesadilla… a no rendirme.

DIME QUE ERA VERDAD

 Dime que era verdad aquel sendero
que se perdía entre la paz de un prado;
aquel otero puro que he mirado
yo tantas veces con candor primero.
Dime que era verdad aquel lucero
que se incendia casi a nuestro lado.
Di que es verdad que vale un mundo amado
y un cuerpo roto en un vivir sincero.
Di que es verdad que vale haber sufrido
y haber estado entre la mar sombría;
que vale haber luchado, haber perdido.
Haber vencido a la melancolía,
haber estado en el dolor, dormido,
sin despertar, cuando llegaba el día.  

 Carlos Bousoño

 

<<Cenáculo                      La casa de Caifás>>

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