Queridos Reyes Magos: Hace años que no intento ‘colaros’ eso de que «este año ha sido muy buena», porque sé que me habéis estado viendo. Pero porfa, no me dejéis carbón… he hecho lo que he podido. Sabéis que este 2020 no ha sido un tiempo fácil para nadie; y en mi caso, ha sacado mucho bueno, pero también aspectos feos que normalmente se disimulan mejor, pero con la situación vivida, han sido mucho más patentes… Así que lo dejamos en «este año he sido», que no es poco…
Ando preocupada, porque he cambiado de dirección, y no sé si los de las embajadas os comparten los datos… Este año me encontraréis en Haití, en un pueblo al noroeste del país. Si tenéis dificultad para los camellos, ¡tranquilos! podéis valeros de burros, que aquí niños y ancianos, mujeres y hombres los utilizan; y doy fe de que estos animales son capaces de llevar mucho peso en las alforjas, además de tener la capacidad de subir las cuestas empedradas que llevan a las aldeas remotas de por aquí.
Llevo unas semanas pensando qué os pediría este año. No porque tenga un catálogo lleno de opciones (eso, en esta tierra, es casi ciencia ficción); sino porque de verdad me creo que sois Magos… Los temas son importantes: agua, comida, medicamentos, escuela… Pero voy descubriendo que ellos son capaces de «hacer magia» para conseguir esto. Con su fortaleza, trabajo constante, la capacidad para levantarse aun cuando no paran de ponerles zancadillas. No tienen pereza para trabajar una tierra que parece agotada; para recorrer la distancia hasta el río y volver varios kilómetros cargando con el agua; para sacar de donde no hay, y poder conseguir el tratamiento; para estudiar mientras el sol de luz…
Sin embargo, sí que hay algo para lo que necesitamos de vuestra ayuda, porque impide todo lo demás. Y es la violencia. Hay muchas bandas que roban, secuestran, maltratan… que les hace vivir con temor, que nos hace vivir con temor. Y cualquier forma de violencia, acaba con todo. Interceptan camiones a punta de pistola con alimentos para los niños, o con mercancía destinada a quien se gana la vida dignamente con su pequeño negocio en el mercado, o con cualquier cosa que llega para mejorar un poquito las condiciones de vida. Y es muy difícil…
Supongo que después de siglos llegando a todos los rincones de la tierra, seréis ya expertos en el trato con ese tipo de personas que eligen hacer el mal… por eso os pido que llevéis bien a sus corazones, que traigáis paz a esta tierra ya demasiado golpeada, para que quienes la habitan, puedan seguir haciendo «su magia».
¡Gracias!
Valle
PD: no os agobie que cuando vengáis por aquí, no veáis las medidas universales contra la covid… Sí, claro que hay… pero el hambre, la necesidad de buscarse la vida, priman.