Queridos Pajes Reales,

Esta es una carta con contenido solo para adultos. Pero no te pienses mal, simplemente está destinada a los Pajes Reales y conviene que los niños no la lean –pero sí ayudaría que les hagáis saber parte de lo dice–. Dirigida a todas esas personas que dejan –y recogen– polvorones y mazapanes la noche del 5 de enero, envuelven regalos, corrigen atentamente las cartas para SS.MM. los Reyes Magos y colaboran económicamente con la causa.

Supongo que lo fácil es echar una mano al bueno de Papa Noel, que ya está mayor, que cada vez tiene más trabajo y que su gran anticipación permite tener más tiempo para disfrutar de los regalos durante las vacaciones. Eso es cierto, pero por esta razón es más oportuna si cabe esta carta, por aquello de la competencia desleal. Al fin y al cabo, los de Coca Cola no son tontos y por eso lo inventaron hace ya muchas décadas.

Sin embargo, habéis de saber que colaborar con los Reyes Magos tiene un aspecto que conviene no olvidar: el significado de las cosas, el secreto de una tradición que pasa de padres a hijos, y de hijos a nietos. Y no solo porque enseñan a esperar en la era de los niños impacientes. Aquellos sabios de Oriente a los que vosotros ayudáis eran gente muy lista, pero sobre todo soñadora, que querían ir lejos y no conformarse con poco. Que supieron detectar las artimañas de Herodes y descubrieron que el amor nace en el seno de nuestras familias. Ese fue su regalo, y ese es nuestro regalo. Cada uno elige lo que quiere celebrar.

Pero su historia no acaba aquí, supieron ofrecer a un niño desconocido oro como rey, incienso como Dios y mirra como hombre. Y nosotros, como reflejo de ese Niño, también somos importantes, y necesitamos que nos hagan sentir importantes, aunque sea tan solo un día al año. Y que nos recuerden que todos tenemos dignidad como personas –seamos como seamos–, derecho a la alegría y que Dios –aunque lo sintamos lejos– no deja de querernos y regalarnos el don de la vida. Todos somos importantes, todos contamos en el plan de Dios.

Ojalá, queridos Pajes, que cuando en esta noche mágica preparéis los zapatos y os toque trasnochar, no olvidéis que no solo estáis ayudando a repartir bonitos regalos, más bien estáis portando un mensaje tan bello que conviene no olvidar

Y espero que Sus Majestades también os traigan a vosotros aquello que más anheláis, pues la Navidad es mucho más que un bonito fenómeno comercial.

Te puede interesar