Querido Dios: terminó el año 2018. Un año lleno de muchas cosas y por ello solo puedo darte las gracias por tanto bien recibido. Aunque parto del agradecimiento, ya que es lo primero que me nace del corazón, he de reconocer que no siempre las cosas fueron como yo las esperaba. Muchas veces ha circulado por mi cabeza aquella frase del filósofo español José Ortega y Gasset que decía «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo». Cuando las cosas no venían como yo esperaba echaba la culpa, sin filtro ni razón, a las circunstancias, sin darme cuenta de que la circunstancia va unida a mi persona. Despejar a córner los problemas o lanzar las culpas como si fueran faltas no sólo no ayuda, sino que prolonga la desagradable situación. Ahora, mirando con perspectiva, voy viendo que ‘la circunstancia’ que haya podido venir en el año que ahora concluye tan sólo es una pequeña lección de que nosotros no somos los directores de la orquesta de nuestra vida o los autores de la novela de nuestra historia. Nuestra responsabilidad como personajes principales nos obliga a asumir las cosas que hacemos con la mayor responsabilidad, pero sabiendo que el mundo lleva un compás que debemos aprender a bailar. Esto, que parece obvio, lo suelo obviar con facilidad.
Los años siguen pasando y te sigo pidiendo, Señor, que me concedas la gracia de poder verte, con más finura, en tu paso por mi vida. Ser capaz de temporizar los ritmos agitados que nos trae la rutina para poder descifrar tu acompañamiento, tu protección, tu luz y fortaleza. En los rostros de las personas, en las puestas de sol, en las tiempos de espera en las estaciones de metro, en las conversaciones inesperadas con conocidos o desconocidos, en los ratos de estudio… ahí es donde pido tener la suficiente lucidez de poder percibirte en esa brisa suave, casi imperceptible, que acompaña y dirige ‘la circunstancia’. Seguimos caminando, Señor, despacito y con buena letra, sin prisa pero sin pausa, detrás de ti y con confianza. Ayúdame a cuidar y orientar ‘la circunstancia’ hacia Ti porque será la mejor forma de poder encontrarme entre tus brazos remando mar adentro.