Estos últimos días se ha venido celebrando la COP28. Puede ser que no estén familiarizados con este término. Se trata de una reunión internacional auspiciada por la ONU cuyo objetivo es abordar el cambio climático. Seguramente recuerden la Cumbre de Tokio, o aquella de la que surgió el Acuerdo de París para parar las emisiones de carbono.

Esta edición venía marcada por la polémica, pues se celebraba en Arabia Saudí, una petromonarquía (ser de los mayores productores de petróleo del mundo no parece casar muy bien con acoger una reunión ecológica de este nivel). Y, sin embargo, nos dieron la sorpresa al poco de empezar las sesiones. Se anunció un acuerdo para crear un fondo internacional para ayudar a paliar los efectos del cambio climático en los países más pobres. Esta es la ecología a la que nos invita el papa Francisco: una ecología humana y social, en la que la atención por nuestros hermanos más pequeños es preferencial.

Sin duda sigue siendo una cumbre polémica. Ya veremos si tantas palabras acaban materializándose en hechos o si, antes al contrario, al final los peores temores son fundados. Pero reunirse a dialogar, sobre todo cuando se tiene el foco en los más necesitados, cuando se da voz al oprimido, siempre merece la pena. Así que congratulémonos y unámonos al Papa en sus oraciones y en sus actos a este respecto. Tengamos en mente el cuidado de la casa común cada día. Y recordemos que este cuidado, esta ecología, sólo puede ser si es humana, justa y pensando en los más necesitados. Una ecología integral, impregnada de fe y que tenga a Cristo en su centro y origen.

 

Te puede interesar