«Es tristemente ridículo que los que adoptan la postura del conflicto, los escépticos como Dawkins y otros nuevos ateos, nos exijan evidencias científicas de nuestra fe. Un requisito así es comparable a pedir una demostración científica de que alguien se ha enamorado de ti. Nosotros no ansiábamos un encuentro con Dios; a menudo lo rehuimos, preocupados porque pueda impulsarnos a vivir la vida de una forma más profunda. La transformación personal que la fe exige no es fácil ni viene dada sin esfuerzo. Muchos nos esforzamos a veces por evitar las obligaciones de la fe. Podemos incluso encontrar excusas que justifiquen esta actitud refugiándonos en un cientificismo que nos anime a interpretar la fe como simples ilusiones. A pesar de ello, muchos hemos descubierto, para nuestra alegría, que la transformación que la fe conlleva es profundamente liberadora, potenciadora y gratificante. Habiéndonos arriesgado a participar en esta experiencia, hemos descubierto que nuestra fe es verdadera en el sentido más profundo de la palabra.»

John F. Haught (Ciencia y Fe. Una nueva introducción)

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