Yo soy un adulto, el típico adulto estándar, como todos los que se relacionan con alguien en este mundo. Cuando se habla de una persona adulta, hay quien piensa que significa independiente, sin necesitar de nadie. Pero yo creo que un adulto necesita de mucha gente.
Como persona soy un misterio para todos. Hasta para mí mismo. Unos conocerán una faceta de mí, o incluso tendrán una idea de dónde viene parte de mi forma de ser, pero siempre habrá otras partes donde estarán perdidos. Digamos que nadie sabe cómo me he formado hasta ser independiente y adulto. Al menos al completo.
A mí me ha configurado mucha gente que lo desconoce. Nací del amor de mis padres. Y ahí solo Dios estaba presente, quizá ni ellos mismos lo entendían plenamente. Pero a su vez, ellos nacieron del amor de sus respectivos padres… Durante los nueve meses de embarazo, hubo mucha atención por parte de mi padre para con mi madre. Detalles, buen ambiente. Todo para que yo pudiese tener la mejor salud posible.
Cuando nací mucho personal sanitario estuvo haciendo todo lo mejor que pudo para que no me enfrentase a ninguna dificultad. Y durante los siguientes años, con cada herida o malestar físico con el que me he tenido que enfrentar.
Se dio la casualidad que ya tenía hermanos cuando nací. Y también vinieron hermanas en los años venideros. Todos ellos, junto con mis padres me configuraron en cada paso que dieron a mi alrededor. Educándome, siendo ejemplo, por los caracteres que me iban haciendo forjarme como persona. Por los momentos complicados que se han vivido así como las alegrías. Todo iba haciendo mella en mi. Porque de alguna forma te vuelves ejemplo y responsabilidad con los más pequeños. Ellos te forman sin que lo sepan. Tú cambias gracias a ellos.
Pero no solo me educaron y formaron en casa. En el cole, muchos profesores, todos ellos dejando algo en mi. También entrenadores. Las explicaciones en las clases, la comprensión hacia los alumnos y la escucha provocaron que yo tenga parte de ese modelo ahora y quiera replicarlo. El trabajo social configuró mi forma de pensar y mi comprensión de las situaciones difíciles. Es curioso, puede que esa parte del trabajo social haya sido un punto de inflexión en mi vida. Y quienes lo pusieron en marcha lo habían hecho mucho antes de que yo naciera, y ninguno de los dos, tanto el director como la encargada de la actividad, estaban en sus puestos cuando a mi me tocó disfrutarlo. Cuánto puede significar un gesto realizado por gente que no se va a relacionar directamente contigo, pero cuyas obras te configuran de forma determinante.
La universidad, ayudándote con retos, dándote libertad y a la vez responsabilidad para tener todo a punto el día correspondiente. Los grupos de fe universitarios, tanto los compañeros que andábamos en la misma búsqueda como los que nos acompañaban a hacernos las preguntas correctas.
El trabajo, porque hay veces que tienes suerte y otras que no. Tienes que echar más horas de las debidas. O tienes que matar el rato con horas donde no te dan trabajo. Tienes jefes comprensivos y compañeros bordes, donde tienes que aguantar. O compañeros que el día que llegas te dan todas las facilidades para encontrarte y poder desempeñar de la mejor forma tu tarea. Siembran semillas que pueden parecer buenas o malas, pero te sirven para que cuando te tengas que enfrentar a distintas situaciones, saques los recursos de lo que has ido recibiendo.
También te encuentras con situaciones complicadas, donde lo que te sorprende es la reacción de la gente. Para no hacer lo mismo. O para conseguir valor y tratar de hacerlo, porque son ejemplo.
No hablemos de toda la vida que pasó por mis padres que me ha ayudado y conforma mi ser que soy ahora. O incluso otra gente, gente que haya conocido o tal vez no. Todo ello influye y me forma. Quiera o no.
Ninguno de nosotros somos un mero incidente. Somos un producto de todo lo que nos hemos cruzado en nuestra vida. Tanto presencialmente como porque alguien se lo haya cruzado antes y nos lo transmita a nosotros por cómo le ha configurado. Dios es el único maestro que sabe crearnos. Y somos configurados por cada acción de cada humano, presente o no en nuestras vidas pero que de alguna forma llega a nosotros.
Tratemos de crear un mundo donde seamos responsables y tengamos visión de hasta dónde podemos llegar. Tenemos una responsabilidad por el lugar que ocupamos. Somos un ejemplo. Y como ejemplo, debemos ser responsables sabiendo que vamos a influir en los demás. Estamos en todo momento configurando, y esa configuración le llegará a otras personas y ahí nuestra responsabilidad de abrazar el bien.