De alguna manera «todos íbamos en ese tren». Pero hay una segunda reflexión necesaria: ¿quién pone las bombas? Hemos de ser conscientes de que las bolsas de deporte cargadas de bombas son el último paso de la espiral de la muerte. La vida se empieza a quitar mucho antes. Y desde ese punto de vista, tal vez todos tenemos una reflexión valiente y necesaria que hacer: Todos podemos llevar maletas cargadas de explosivos. La vida se empieza a quitar desde el momento en el que le negamos al otro su dignidad, por mil motivos. Por supuesto la gran mayoría no cruzaremos nunca una línea hacia lo salvaje, pues nuestra humanidad no está tan descalabrada... pero mucho antes de esa línea hay bombas invisibles. Cada vez que le negamos al otro una oportunidad. Cada vez que dejamos que el otro se vuelva invisible. Cada vez que olvidamos a la «persona», con su rostro, su vida, sus sentimientos, para anteponer categorías que aíslan, dividen y estigmatizan: «yonqui», «marica», «puta», «moro», «español», «viejo», «loco», «gordo»... cada vez que, sin darnos cuenta, abofeteamos a otros con nuestros prejuicios y etiquetas crueles... contribuimos a la tragedia de un mundo que solloza desgarrado.
¿Qué dinamita llevas tú en tus maletas?
Carne de cañón
...Porque sin pedirlo ni beberlo
nos enviaron al pelotón de los torpes
nos ordenaron atacar antes de defendernos,
nos obligaron a pegar
tiros, antes de hacernos el amor.
Porque yo no entiendo por qué,
nos enseñaron a nadar antes que a andar,
a entrar en fuego sin ser bombero.
No es que no seamos capaces,
es que no sabemos cómo comer,
...no nos han enseñado los que saben...
Reconocer que somos sub-desarrollados,
niños sin colegio, de una aldea antropófaga,
llamada mundo
Gloria Fuertes