Noche de cine
Todos los años me ocurre igual, me despierta una profunda curiosidad los premios del cine, los Goya o los Oscar. No sé si se debe a que es un mundo tan alejado al mío que por unos segundos me quiero embelesar de esa “perfección y absoluta belleza” que se desprende, y diría que cambiarme de mundo, aunque en esta edición de los Goya una no se escapaba a ningún otro sitio que a la crisis española.
Más allá de las pifias, las críticas a los recortes en cultura, sanidad y educación que estuvieron presentes en el guión y en los discursos de los premiados, hay que quedarse con la enorme calidad de las películas que estaban nominadas y de los enormes actores y actrices con los que cuenta este país. He de confesar que no he visto muchos de los largometrajes finalistas, pero sí el cortometraje de ficción español ganador “Aquel no era yo” de Alejandro Brugués.
Me quedé sin habla, no hay mucho que decir cuando ves y sientes la infancia destrozada de niños y niñas que son usados y entrenados para ser soldados, en primera línea de batalla, sin miedo, no tuvieron tiempo…al menos 17 países los usan como soldados en conflictos armados, pero la imagen última es de esperanza, esa que el cine muchas veces nos regala. Que viva el cine, la cultura, esa que no pertenece a ningún partido político, que nos hace libres y que se compromete con lo que pasa.