¡Vamos! ¿Hasta cuándo vas a estar quieto?
La actitud ante la vida, ante los problemas, ante la tormenta... marca una gran diferencia. Lo más frecuente es quedarse protestando cuando las cosas no salen como uno querría. Sentarse a criticar. Exigir que otros hagan. Analizar desde la teoría. Protestar sin mover un dedo. Todo cambia cuando uno decide ponerse manos a la obra. Entonces no hay árbol, por grande que sea, que no pueda moverse.