Porque a veces paso de Ti, me pierdo en trabajos, estudios, relaciones, proyectos… pero olvidando que, detrás de todo late tu manera de amar, de ser, de soñarme. Porque mi ego se infla (y Tú disminuyes), cuando debería ser al revés. Porque me instalo en lo ya sabido y dejo que se enfríe el amor por Ti.
…Pero, afortunadamente, tú rompes todas las inercias y desbaratas todas las defensas. Tú dominas las corrientes y las tormentas. Y sigues presente, ganándome poco a poco, cautivándome, seduciéndome día a día y enviándome a vivir en este mundo, a tu manera. GRACIAS.
- ¿En qué siento que yo mismo soy fuente de tormentas?
Tú me salvas
No te cansas de mí,
aunque a ratos
ni yo mismo me soporto.
No te rindes,
aunque tanto
me alejo, te ignoro, me pierdo.
No desistes,
que yo soy necio,
pero tú eres tenaz.
No te desentiendes de mí,
porque tu amor
puede más que los motivos
Tenme paciencia,
tú que no desesperas,
que al creer en mí
me abres los ojos
y las alas…
(José M. R. Olaizola)