Amad a vuestros enemigos
No es fácil, y sin embargo es una de las invitaciones más propias del evangelio. Amar sin contrapartida, a veces a quien te hiere. Devolver bien por mal, acariciar en lugar de golpear. Responder a la tensión con acogida, a la hostilidad con cariño, al insulto con bendición. Es una propuesta increible, exigente, sorprendente... ...
Oraciones preparadas para rezar con grupos.