Ricardo Martino es médico, y se dedica a los cuidados paliativos pediátricos. Su vocación pasa por acompañar a morir a muchos niños, algo que por supuesto no suena agradable. Un héroe anónimo que da vida donde parece que ya no hay vida.
Sin embargo, en la conversación hay un camino de preguntas y de respuestas, de fe y de limitaciones, de vida y de muerte. Porque más que lección de medicina, se trata de una lección de vida.