Las bajamares y pleamares tienen que ver con los niveles de las mareas, ya sean de un océano, un mar o una ría. Las mareas son cambios que ocurren de forma regular en el nivel de esas grandes masas de agua. Desplazamientos que son causados principalmente por las fuerzas gravitacionales del sol y sobre todo de la luna.

Para los que somos de tierra adentro el mundo de las mareas es todo un misterio. No sabemos manejarnos con esa realidad que nos desborda y que apenas conocemos. ¿Será buen momento para bajar a la playa? ¿Conviene aventurarse a dar un paseo hacia el extremo del estuario… o es una imprudencia?

Conviene fiarse en estas cosas de los que más saben. Basta con ser un poco razonable para comprender que hay que pedir consejo a los que tienen experiencia. Gentes de mar que saben bien los ritmos de las mareas, y es que, a fin de cuentas, el mar es a un «ser vivo», y conviene saber cómo actúa. Por eso, nada mejor que confiar en los que saben.

Sí, conviene comprobar primero los horarios de la bajamar para poder caminar sin peligro por la playa. ¿O no me creo que existan tales cambios?

La fe es eso: confianza en los que saben. En los que han pasado antes que nosotros por ahí. En los que tienen experiencia, que por lo vivido se conoce de primera mano cómo son las cosas.

Sin duda, los que viven cerca del mar saben que unas veces este crece y otras se retira. No es algo estático, sino que tiene sus tiempos y sus momentos. Para el que viene de fuera, el mar es algo siempre igual, sin cambios. Para el que vive en la costa, esos avances y retrocesos son como un reloj de la vida o un péndulo que va y viene, indicándonos así las horas del día y de la noche.

Nuestra fe cristiana es también un ejercicio de confianza en el que sabe. No lo hemos vivido todo, y no lo podemos comprobar todo –hacerlo supondría poner en peligro nuestra vida–. Gracias a que hay testigos que nos hablan de lo que «lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos» (1Jn 1, 3), nosotros podemos avanzar seguros detrás de ellos.

 

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