A raíz de dos situaciones me he dado cuenta de un fenómeno. La primera es la historia de una amiga que lo acaba de dejar con su novio porque no le gustaba cómo la hacía sentir él. En el momento de dejarlo él le dijo a ella: «Si siempre que hablo de ti digo que eres maravillosa. El problema es que a ti no te lo digo nunca». La segunda es de una amiga mía de toda la vida que me confesó que llevaba meses con el ánimo bastante flojito, que se sentía muy insegura de sí misma y que tenía la autoestima por los suelos. Pues no os puedo contar lo encantadora que es y lo por las nubes que la pongo cuando hablo de ella, pero ¿se lo había dicho alguna vez a la cara?
Creo sinceramente que, por lo menos yo, a la gente de mi alrededor le digo poco lo maravillosa que es y la suerte que tengo de que estén en mi vida. Creo que, entre el vaciar de sentido a las palabras te quiero y el solo decirlas en momentos puntualísimos hay una gran escala de grises y que se podrían decir muchos más tequieros cargados de sentido que los que decimos. Prefiero pecar de decir demasiados piropos y hacer sentir lo mejor que esté en mi mano a la gente de mi alrededor que pecar de lo contrario. Cuidémonos más, que no es tan difícil.