- Por la brevedad. Son 6 capítulos de algo más de 50 minutos de duración. Al comienzo, tiene una narración lenta, pero hay que aguantar, porque llegado un momento, comienza a acelerarse.
- Por el interés que nos suscita la «historia ficción». Es una pregunta muy humana: ¿qué hubiera pasado si…? La serie traza la duda razonable sobre qué hubiera pasado si en lugar de ocupar la Casa Blanca el presidente Roosevelt, la hubiera ocupado otro como Lindbergh.
- Por el guion, que desarrolla el drama familiar de los Levin. Los enfados de Herman (el padre) ante las injusticias que se encuentran a su alrededor, la actitud de Elizabeth, su mujer, discreta y el contrapeso a la beligerancia e impulsividad de su marido; Sandy, que como buen hijo adolescente, tiene idealizado como un héroe a Lindbergh y se enfrenta a su padre, no porque piense que su padre no tiene razón, sino porque sencillamente es su padre; y Phillip, el pequeño de los 4, que vive con miedo e incertidumbre lo que pasa a su alrededor.
Sinopsis
¿Qué hubiera pasado si EE. UU. se hubiera comportado de otra manera durante la II Guerra Mundial? La conjura contra América, de HBO, cuenta, desde los ojos de una familia judía, de clase humilde de Nueva Jersey, la llegada a la Casa Blanca de Lindbergh, un héroe de la aviación americana. Además de un héroe, era un populista y un xenófobo, que escogió posicionarse del lado de la Alemania nazi normalizando un discurso contra los judíos muy peligroso.
¿Por qué ver "La conjura contra América"?
Para pensar
- Normalización. De manera muy natural fue calando el discurso populista y de odio en la Alemania nazi o en la América que nos presenta la serie. Un discurso que se terminaba transformando en hechos: miradas de odio, presiones a las empresas, insultos, amenazas y agresiones. La indiferencia y el silencio ante esto, nos convierte en cómplices. Pero tampoco convirtamos a todos en fascistas, porque cuando venga de verdad, no nos lo vamos a creer y nos pillará mirando para otro sitio.
- «Es por tu bien». En un momento dado, ofrecen a familias judías la posibilidad de cambiar de ciudad «por su bien». Es peligroso cuando normalizamos que otros decidan por nosotros que es lo que debemos hacer. Frente al paternalismo, cultivar la libertad y la responsabilidad.
- La coartada de todo: el rabino Bengelsdorf. Para mí, una de las claves, además de un gran personaje. Ante el miedo a que EE. UU. pueda entrar en otra guerra, el candidato Lindbergh se gana la simpatía del rabino, el cual defenderá al presidente, demostrando ante la opinión pública, que el candidato no es ningún antisemita. Se convierte en la coartada para que todos aquellos que no quieren la guerra, pero tampoco quieren la violencia ni la discriminación voten por Lindbergh ya que «tiene el apoyo de un rabino respetable y claro, no es antisemita». Es importante reflexionar sobre las coartadas que nos damos a nosotros mismos para hacer o no hacer algo, para votar a una opción política o no, para decir una u otra cosa. En muchas ocasiones (personalmente he descubierto con este personaje más de las que pensaba) utilizamos coartadas como pretexto para actuar. La búsqueda de información veraz y la reflexión seria, debería guiar nuestra toma de decisiones, y por supuesto, nuestra actuación.