- Porque es una peli de superhéroes bien hecha. El Universo Marvel lleva muchos años dándonos satisfacciones, con alguna que otra excepción. Normalmente saben hacer bien las cosas: buenas historias, buenos personajes, efectos visuales muy currados… Y esta entrega, ahora de un superhéroe africano, cumple con creces con lo esperado.
- Por el afrofuturismo. La estética futurista del país ficticio de Wakanda entra dentro de este género al que no estamos muy acostumbrados: cómo sería un mundo futurista netamente africano. Todo este desarrollo estético se hace, además, no sólo en el aspecto visual, sino también con una banda sonora muy notable, que combina elementos sinfónicos con rap y hip-hop.
- Porque es una peli llena de buenos equilibrios. Hay acción –trepidante–, pero también reflexión; tiene puntos de humor (gracias a Shuri, interpretada por Letitia Wright), pero no es un chascarrillo constante que despiste de lo dramático de la trama; hay personajes femeninos fuertes y bien definidos, pero sin necesidad de que los masculinos sean planos o homersimpsonizados; hay conflicto racial, pero trata temas universales sin caricaturizar los colores.
