Altered Carbon - PastoralSJ

Sinopsis

En pleno siglo XXV Takeshi Kovacs, antiguo luchador de una brigada de resistencia masacrada dos siglos antes, despierta en un nuevo cuerpo. Su inteligencia y su conciencia han sido transferidas, utilizando una tecnología que permite a las personas vivir más allá de la duración de su cuerpo, en nuevas fundas artificiales. Kovacs tendrá que ayudar a Laurence Bancroft, un miembro de la élite de esa sociedad, a desentrañar un sorprendente asesinato: el del propio Bancroft.

¿Por qué ver "Altered Carbon"?

Altered Carbon es una serie para un público adulto, entretenida, provocadora, y con una premisa interesante.
Porque frente a otras series que nacen sin que en el horizonte se vea un posible cierre, esta temporada cuenta una historia cerrada –aunque se haya anunciado una segunda temporada– y eso es siempre algo que se agradece.
Porque plantea algunas cuestiones interesantes sobre el futuro, evocando (aunque a distancia) algunos títulos como Blade Runer, Minority Report o Black Mirror.
Por una producción cuidada.
Porque no solo entretiene, sino que invita a pensar.
Lo de menos es la trama policíaca.

Para pensar

Nuestro motivo para presentar Altered Carbon en este contexto es la cantidad de temas de discusión que podría abrir. La serie toca las cuestiones como el sentido de la muerte, los límites de la medicina, o la desigualdad…
Empecemos por la cuestión de la muerte. En ese supuesto futuro, la muerte se ha vencido. La medicina ha conseguido aislar y trasvasar la conciencia, resucitando una y otra vez a las personas en nuevos cuerpos artificiales. ¿Es esto un escenario utópico? ¿Ideal? Podría parecerlo de entrada, y sin embargo hoy en día hay muchos gurús que pronostican avances en esa dirección. ¿Son creíbles?
Vamos a encontrar la resistencia a este escenario desde dos frentes diferentes: (1) la religión. Los católicos (neocatólicos según la terminología de la serie) se niegan a aceptar ser revividos –con gran oposición de la mayoría de la población que no lo comprende–. Señalan que la muerte tiene su sentido en la vida, y que le da perspectiva. Ese mundo en el que no dejamos de regresar es un mundo condenado a la eterna repetición…
También hay oposición en (2) la resistencia (ojo, spoiler), que lucha por acabar con esa tecnología. La misma creadora de esos depósitos de conciencia artificial sostiene ahora que ofrecen tan solo una esclavitud en lugar de una liberación. Y que además genera una enorme desigualdad.
El tema de la desigualdad es muy interesante. Los MAT (la clase privilegiada) tiene en esta sociedad todas las ventajas. Y una vez superado el escollo de la muerte, no hay nada que no puedan permitirse. La desigualdad está definitivamente instalada en la sociedad. La verdad es que esto invita a pensar en nuestra propia sociedad y sus desigualdades. ¿Hasta qué punto las posibles mejoras, los cambios en salud, los avances en la ciencia, serían tan solo el privilegio de una clase acomodada?
Hay también una mirada muy crítica a la clase acomodada, vinculando bienestar a egoísmo. «A nadie de todos los que están en esta sala le importa algo que no sean ellos mismos» –dice en un momento la agente Ortega–. ¿Crees que, a otra escala, se pueden advertir fenómenos similares en la sociedad contemporánea (elitismo, indiferencia, distancias insalvables)?

Por Ender Wiggin