Salmo del Amor de Dios conmigo

Te doy gracias, Señor, 

porque eres bueno,

porque es constante y eterno 

tu amor conmigo.

 

Te doy gracias, Señor, 

Dios de todo,

porque en todo lo mío 

Tú intervienes,

porque es constante y eterno 

tu amor conmigo.

 

Tú haces grandes 

maravillas:

la potencia del Universo,

el misterio de la Vida,

la fuerza del Amor,

mi propio ser…

porque es constante y eterno

tu amor con todo 

y también conmigo.

 

Me sacaste de aquello

que un tiempo me hizo esclavo,

con mano tensa y fuerte brazo

como tira de uno aquel que es buen amigo…

porque es constante y eterno 

tu amor conmigo.

 

Cuando no tenía fuerzas,

me abriste el camino:

pasé y fui salvado por Ti

desde la experiencia 

del antiguo Egipto

sentí en mi vida una vez más

que es constante y eterno 

tu amor conmigo.

 

 

Me llevas al desierto,

pero vienes conmigo,

me sacas… y me guías a tu estilo

haciendo brotar fuera

aquello que en mí, 

Tú pusiste escondido,

pero yo nunca supe por qué 

no había podido:

quitaste de muy dentro 

«poderes escondidos»,

rompiste mis cadenas 

y viniste conmigo;

yo, a tientas, descubría,

porque es constante y eterno 

tu amor conmigo.

 

Tú me das, Señor, 

el pan que necesito,

el pan que me da vida

y aunque me canso… ¡vivo!

Si recuerdo mi historia…

has puesto en cada instante 

el pan que necesito.

No me dejes, 

ahora que estoy cansado

hazme experimentar

que es constante y eterno 

tu amor conmigo.

 

A quienes leáis esto, 

¡os invito!

leed en vuestra historia

la salvación que Él hizo,

la salvación concreta 

que Él realiza hoy

con vosotros y conmigo…

 

A todos nos regala 

el don de pronunciar:

«te doy gracias, Señor,

porque es constante y eterno

tu amor conmigo».

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